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Técnicas para hablar en público

por | Ene 26, 2024

¿Sabías que a la hora de hablar en público no solo importa tu discurso sino como lo cómunicas? Hoy te traigo una serie de técnicas y consejos a tener en cuenta para que tu próxima charla en público sea un éxito.
Técnicas para hablar en público

A la hora de preparar una exposición en público, ya sea una presentación, una reunión de trabajo o una ponencia, la mayoría de las personas suele poner el foco, de manera casi exclusiva, en la comunicación verbal: qué dirá y qué palabras utilizará, tono, registro, etc.

Sin embargo, pocas personas tienen en cuenta que la comunicación que tiene un mayor impacto, tanto en ellos mismos como en su audiencia, es la no consciente. La que va directo e influye en el inconsciente de las personas. La que nos entra por los ojos. Lo que haces con tu cuerpo. Cómo lo utilizas, cómo lo tienes en cuenta y cómo te integras, empleas y mueves en el espacio.

A continuación, te explico diez cosas a tener en cuenta y que te pueden ser de grandísima ayuda en tu próxima intervención en público.

Primero, mírate desde fuera

No estamos acostumbrados a vernos con “ojos de otro”. Llevamos toda la vida viéndonos en espejos o imágenes reflejadas, y a las personas nos suele chocar el vernos, por ejemplo, en una grabación. Un poco en la línea de escuchar nuestra propia voz grabada.

Sin embargo, vernos en la grabación de una intervención nuestra en público nos permite ver qué imagen creemos que proyectamos. Ver cómo nos ven. Cómo nos sienta la ropa. Qué tanto gesticulamos o no, cómo gestionamos el contacto visual o qué cosas nos gustaría cambiar de nosotros la próxima vez que salgamos a hablar.

Puedes hacerlo fácil y grabarte en tu casa u oficina para analizarte. Pero grábate, no vale hablarle al espejo o a la cámara frontal del móvil.

Reconoce el sitio con anterioridad

Es primordial no improvisar en una presentación importante. Conocer el espacio te permitirá establecer una relación previa con el mismo. Saber por dónde entrar, dónde ponerse o por dónde salir te dará un extra de tranquilidad. Y, al contrario, un extra de intranquilidad si tienes que improvisarlo o decidirlo en el acto.  Asegúrate de conocer y de ver el funcionamiento de los medios técnicos.

Los segundos o minutos previos

Generalmente los peores momentos. Hay varias cosas que puedes hacer si sientes que los nervios o el miedo te atenaza.

Adopta posturas abiertas y expansivas, y mantenlas. A lo Superman o Superwoman, para entendernos. Cuando lo haces, en tu cuerpo empieza a proliferar el conocido como cuarteto de la felicidad: serotonina, endorfina, dopamina y oxitocina. Y disminuyen los niveles de cortisol, la hormona relacionada con el estrés.

Pon el foco en tu respiración. Haz respiraciones y expiraciones lentas y sentidas. Es casi como un reset.

Da pequeñísimos (¡no te pases!) tragos de agua de manera recurrente. Cuando el cerebro ve que estamos bebiendo tiende a rebajar los mecanismos del miedo, ya que beber/digerir es incompatible con la huida o la pelea.

Pero, como siempre, lo que más te va a ayudar en estos momentos es tu preparación, tu expertise, tu experiencia. Tu nivel de conocimiento de aquello de lo que vas a hablar será el mejor aliado para tu tranquilidad.

La importancia de un buen inicio

Los primeros segundos son fundamentales para que las personas se hagan una primera impresión de ti. Evita salir con posturas encorvadas, mirando al suelo o con las manos en los bolsillos. Sal con la cabeza erguida. Hombros hacia atrás, pecho a fuera y paso firme.

Gestos de apertura y qué hacer con tus manos

De igual manera que adoptar posturas abiertas y expansivas te sienta bien a ti, también ayuda a ofrecer una mejor imagen a los demás. Adoptar posturas de este tipo suele proyectar seguridad y confianza, y a la vez generan una mejor sensación de la audiencia.

Todo lo contrario si adoptas posturas cerradas o te escondes tras barreras (brazos cruzados, mesas, sillas, atriles, …)

En cuanto a tus manos, recuerda que es la parte del cuerpo que más llama y se lleva la atención de tu interlocutor. Los humanos estamos casi programados para ello. Una gesticulación fluida te ayudará a ti (incluso a construir mejores discursos) y a la imagen que generas en el público. Varios estudios han demostrado que, si se limita contra su voluntad, el movimiento de manos de un orador, su capacidad de construir el discurso se ve afectada.

Limita el movimiento

Y de igual manera que es bueno gesticular con las manos, debes poner mucho cuidado en no presentar un movimiento excesivo en tu cuerpo. Evita los típicos bailecitos nerviosos o constantes idas y venidas nerviosas. Son gestos o acciones que hacemos para reconfortarnos, pero atentan contra la imagen que las personas se crean de nosotros

Mira a tu audiencia

Establecer un contacto visual fluido y natural con la audiencia, si las condiciones lo permiten, es primordial.

Nos ayuda a poder ver cómo reacciona el público a tu discurso, pero también a que ellos se sientan interpelados y conectados. Puedes ir haciendo contactos visuales de tres o cuatro segundos con personas aleatorias, pero intentando cubrir siempre todas las zonas donde se halla la audiencia

Aplica el sentido común a la hora de sacar lecturas de lo que crees que tu audiencia piensa de ti

Si alguien no ha dormido en la noche previa a tu exposición es normal que bostece. Si alguien ve que tiene siete llamadas perdidas de la persona que en ese momento está a cargo de su hijo es normal que se ponga a ver el móvil. Si a alguien le aburre o no le interesa lo que dices es normal que lo manifiesta con su cuerpo.

Aquí tu misión consiste en que no te afecte lo que una única persona te dice con su cuerpo. Porque hay muchos motivos para que alguien, de manera puntual o recurrente, tenga una corporalidad que no te guste ver. Pero no dejes que eso te haga poner en duda tu trabajo en el peor momento posible. Deberías preocuparte, por supuesto, si la practica la totalidad de tu audiencia.

Pero también observa las cosas positivas. Si ves, de forma generalizada, que tu audiencia busca contacto visual contigo de forma constante, que no abusan de posturas cerradas (y más si dices algo importante), u observas que se orientan hacia ti, ¡tú y tu discurso les está interesando!

La importancia de un buen final

La manera como finalizamos nuestra relación con algo o con alguien está altamente condicionada por los instantes finales.

Piensa en una serie o una película que disfrutaras tremendamente, pero que guardes un mal recuerdo porque no te gustó el final. Es algo inherente al ser humano.

Por ello asegúrate de no finalizar de manera abrupta, que el final vaya llegando de manera natural y, a ser posible, cerrando algo abierto previamente. Evita sobre todo el típico “y… pues bueno, eso sería todo”, dando una palmada y levantando los hombros cariacontecidos.

Por todo ello, te recomiendo trabajar a fondo tu lenguaje no verbal para lograr generar un mayor y mejor impacto en tus interlocutores, y para a la vez aprender técnicas de lectura de tus interlocutores para saber cómo van recibiendo y reaccionando a tus mensajes.

5 Comentarios

  1. Carmen Portillo

    Te sigo. Excelente.

    Responder
  2. Edith

    Excelentes tips, gracias por compartir, no sabia lo del agua incompatible con el mecanismos de huida.

    Responder
  3. Alex Cerqueda

    Gracias Jordi me agrada que consideras mucho a la audiencia y no te centras solo en noatros como oradores.

    Responder

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